Entrevista a Enrique Fernández
Rodríguez
Langreano de Honor 1978
Por
:
Julio José Rodríguez Sánchez
Con las manos mojadas de sombra, que
dijo el poeta, nos hemos quedado. "Ya nadie sabía qué hacer,
qué palabra / decir. No quisimos romper el silencio". Sobre la palabra
de José Hierro, nuestro Enrique Fernández Rodríguez, Langreano
de Honor 1979, se nos fue.
Enrique se despidió de todos sus
amigos -no tenía, nunca tuvo enemigos- en pleno mes de julio cuando las
fiestas de Santiago alborotaban la placidez del Valle. Nadie sabía qué
hacer, ni qué palabra decir ante esta despedida que en todos produjo como
un oscuro y doloroso nudo en la garganta, hasta el punto que nadie osó
romper aquel silencio de pena, de contrariedad, dejándonos sumidos en el
dolor ante la despedida postrera del amigo.
Nuestro diálogo para esta
publicación no llegó, siquiera, a ser proyecto. Sin embargo no hemos
querido dejar un hueco llegado el momento de recoger sus impresiones sobre El
Carbayu, sobre el título de Langreano de Honor, que con tanta dignidad
llevó, que por tan gran ejemplaridad, sencillez y laboriosidad, se mereció.
Enrique
Fernández Rodríguez, un hombre bueno, generoso, querido, ya celebra
las fiestas de El Carbayu junto a nuestra Patrona. No en la cumbre de este enclave
langreano, sino en esa otra cima celestial, donde, a buen seguro, Enrique "El
Practicante" habrá mantenido otro diálogo, más profundo
y eterno, con nuestra mismísima Patrona.
El 8 de septiembre de 1980,
y aprovechando la estancia de cuatro, de los cinco
Langreanos de Honor, en
El Carbayu, realizamos un reportaje sobre la fiesta y sobre el título instituido
por Festejos de El Carbayu. Hoy recuperamos las palabras de Enrique Fernández
Rodríguez que vieron la luz en el diario regional "La Voz de Asturias".
-Cómo
ves la evolución de nuestras fiestas patronales desde que comenzaron a
proclamarse Langreanos de Honor?
-El hecho de que empezara a nombrarse cada
año un Langreano de Honor, supuso un gran impulso para nuestras fiestas
patronales. Amén de esto, y como persona que las ha frecuentado desde hace
muchos años, puedo decir que tanto en su vertiente religiosa, como en la
profana, las fiestas que se celebran en honor de La Virgen de El Carbayu, han
ido consolidándose. Pero eso sí, desde que se empezó a conceder
con carácter anual este título,
los festejos tomaron un auge
extraordinario.
-Veamos, Enrique, ¿pueden considerarse auténticamente
las fiestas en honor de la Virgen del Carbayu, como las fiestas patronales de
todo Langreo?
-En realidad sí. Lo estamos viendo este año en
el que pese a la convocatoria para la celebración del Día de Asturias,
que sin duda se merece el mayor éxito, están aquí, en El
Carbayu, además del alcalde, bastantes concejales, representantes de muy
diversas entidades culturales, recreativas, etc., y está el langreano de
a pie que es el soporte fundamental de estas fiestas en las que veneramos a la
Patrona de Langreo, porque han venido de todos los
puntos del concejo.
Estas
palabras recobran hoy un valor testimonial auténtico. Enrique Fernández
Rodríguez,
nuestro entrañable Enrique "El Practicante", parece que hubiera
escrito estos seis versos finales de "Pasa y sigue" de Gabriel Celaya,
que nos sirven no sólo como homenaje, sino como recuerdo a un hombre que
fue bueno en el mejor de los sentidos machadianos:
"No me hagáis
más preguntas. Cantad cara al mañana
lo común de la sangre,
lo perpetuo y lo corriente.
No, al solo yo atenidos, penséis que vuestra
muerte
es la muerte sin vuelta y el fin de vuestro anhelo.
Mientras haya
en la tierra un solo hombre que cante,
quedará una esperanza para todos
nosotros."