Historia: Época contemporánea


La Banda de Música de Langreo. ( I ) ( II )

   La Banda Municipal de Música de Langreo cumplió ya 108 años. Pues bien, recordaremos en este trabajo las etapas más relevantes de esta centenaria institución que tuvo unos polémicos orígenes.

Antecedentes

   Allá por el año 1884 se constituía en Langreo la Banda de Música de San Esteban de Ciaño, contando con el decidido apoyo de gran parte del pueblo, así como de algunos vecinos de Sama, La Felguera, Pola de Laviana… A finales de ese año, su presidente y representante, Antonio María Dorado, tantos años alcalde de Langreo, solicitaba del Ayuntamiento una subvención “como auxilio al importe de la instrumentación”. Algunos concejales advirtieron entonces que había otras necesidades más urgentes que atender en el municipio, pese a lo cual, la mayoría decidió que la solicitud fuera estudiada por la comisión de Hacienda. Por fin, el Ayuntamiento subvencionó con mil pesetas anuales a la agrupación musical, quedando ésta obligada a amenizar las ferias y fiestas de San Lorenzo –las primeras oficiales de Langreo– y otras fiestas cívicas y religiosas del concejo. El primer director de la banda ciañense fue Agustín Nicolau, que era también oficial del Ayuntamiento y profesor del Colegio de segunda enseñanza de Sama. Y un excelente barítono.
   Aduciendo inicialmente que su constitución no era legal, a partir de 1890 la Corporación municipal retiró a la banda de Ciaño las subvenciones que le venía prestando. La protesta por esta medida llegó hasta la prensa, denunciándose que se trataba de una cacicada urdida desde Sama por el propio Dorado.

LA BANDADE MÚSICA DE LANGREO EN EL AÑO 1908
(Libro : Langreo en el pasado, editado por A.F.L.)

Constitución de la Banda de Música de Langreo

   El primero de enero de 1890 es designado alcalde de Langreo Antonio María Dorado. Ese mismo año se establecía en España el sufragio universal masculino, libre y secreto. Y Alejandro Pidal y Mon, buen amigo de Dorado, se ponía al frente del Partido Conservador en Asturias.
   Pues bien, en la sesión plenaria del Ayuntamiento langreano del 28 de mayo de 1890, se leyó un escrito de varios vecinos que solicitaban que se acordara que la Banda de Música de Ciaño se estableciera en Sama, en la capital, “a fin de que todos los hijos del municipio disfrutasen de los beneficios de su enseñanza”. Argumentaban también estos vecinos que hasta entonces no se habían obtenido los objetivos propuestos y además era muy reducido el número de alumnos que asistía a Ciaño a las clases de música (en ningún caso se hablaba en el escrito de problemas legales), por lo cual, según los solicitantes, lo lógico era que la banda tuviera su sede en Sama y se convirtiera en municipal para beneficio de todo el concejo.

    La Corporación aprobó lo que se pedía en la solicitud al considerarlo justo y fundado. De este modo nacía la Banda Municipal de Música de Langreo, “en la que podían ingresar todos los jóvenes, y demás personas que desearan adquirir esta clase de conocimienos”.
    No obstante, tres de los concejales dijeron que la Academia de Música debería continuar en Ciaño, “con el fin de no adquirir enemistades y para quedar en libertad de hacer lo mismo de presentarse otra solicitud”.     Agustín Nicolau siguió durante algún tiempo como director de la nueva Banda de Música de Langreo, cuya marcha no fue muy boyante en los años siguientes.
     En 1995, un concejal interpelaba al alcalde, que seguía siendo Dorado, cuál era el local dedicado a las clases de solfeo, desde cuando se dio principio a las mismas y cuál era el número de alumnos de la Academia de Música. Se le respondió que el local estaba antes en la casa que llamaban del Orfeón y posteriormente se estableció en uno de los locales del colegio de segunda enseñanza. No hubo respuesta para las otras preguntas. Al ser nombrado secretario municipal, Nicolau abandonó la dirección de la banda, siendo sustituido por Mario Nuevo, que venía dirigiendo otro grupo musical en La Felguera. En definitiva, durante sus primeros diez años de vida, la actividad desarrollada por la banda municipal fue muy poco significativa..

El gran maestro: Cipriano Pedrosa

    Cipriano Pedrosa Solares nació en Oviedo el 16 de septiembre de 1869 en el seno de una familia de clase media: sus padres era dueños de un comercio de ultramarinos. Estudió piano en la Escuela de Bellas Artes de Oviedo, siendo su profesor Víctor Saéz y, como veremos, después un buen amigo.
    Pedrosa fue director de la Coral Ovetense cuando sólo tenía 18 años. Y dirigió la Banda de Música de la Fábrica de Armas de Trubia durante un lustro, elevándola a un notable nivel artístico.
    Sabedor Dorado de su valía, en septiembre de 1900 le ofreció la dirección de la banda langreana. El alcalde le garantizaba un sueldo de 8000 reales anuales; el cargo de director conllevaba además el de organista de la iglesia en las funciones oficiales.
    Según los especialistas, el papel de Pedrosa, de acuerdo con la oferta de Dorado, equivaldría al desempeñado por los kapellmeister alemanes, pues sería el encargado de organizar la vida musical de la comarca. Pedrosa pidió consejo a su maestro y amigo Victor Saéz sobre el ofrecimiento de Dorado. Saéz le respondió que iba a mejorar sustancialmente su situación económica y profesional con el traslado a Langreo. Pues además del sueldo de director, “las lecciones de piano y solfeo podrían venir después y podría explotar las funciones de la iglesia con un organito expresivo y haciéndose simpático al señor cura”.
    Y Saéz, buen conocedor de las debilidades humanas, le recomienda a su amigo Pedrosa que tiene que estar a bien sobre todo “con el señor alcalde don Antonio Dorado, que es excelente persona pero hay que saberlo llevar… Y que procure también hacer un contrato por bastantes años, dejando bien atados los cabos para no quedar mañana colgado…”
    A pesar de que desde el Ayuntamiento se pusieron algunas limitaciones, por razones presupuestarias, a las exigencias de Pedrosa, éste se hizo cargo de la Banda Municipal de Langreo en octubre de 1900. Asimismo, con el tiempo, fundó y dirigió diferentes agrupaciones musicales y corales langreanas.
    Personaje muy popular por su carácter simpático, sociable y extrovertido, en los años sesenta del siglo pasado, Neyo Baragaño hacía este breve y poético retrato de Cipriano Pedrosa:

De caminar campechano
y de pausada oratoria
con un gracejo asturiano
de una simpatía notoria.
Fue un gran hombre don Cipriano
que dejó huella en la historia.

     De su sentido del humor y talante irónico es bien expresivo el siguiente párrafo que fue publicado en un álbum de fiestas:

    “¡Ya empezamos! Esta exclamación hice yo al leer la atenta invitación que recibí del presidente y secretario de la Sociedad de Festejos de Ciaño, señor Camblor y Riera, en la que me piden unas cuartillas para el portfolio de los festejos de este año.
    Estos señores que me escriben, deben ser gente avispada, lista; porque en la referida carta dicen tener conocimiento de las dotes literarias ¡qué me adornan!, cualidad que francamente ignoraba, como seguramente le pasará a todo el mundo, y por eso digo que el presidente y el secretario mencionados se pasan de listos, ven más, mucho más que los demás mortales, que ni con el telescopio pudieron ver todavía esas dotes que me adornan, según ellos. ¡Estaré guapo!...”.

II PARTE
Los primero éxitos

   Los triunfos artísticos importantes de la Banda de Música de Langreo llegaron en 1906. Obtuvo ese verano dos primeros premios —el de ejecución y el de honor— en el concurso provincial que tuvo lugar en Gijón.
   Para celebrar tan sonado triunfo, el alcalde Dorado publicó un breve edicto con esta llamada:

   ¡Langreanos! Con objeto de recibir de una manera dign a la Banda Municipal de este conejo que ha luchado con gran éxito en el Certamen Provincial de Gijón, se suplica a todos los vecinos que pongan colgaduras en los balcones y acudan a las ocho y media de la noche a la estación del ferrocarril de Langreo, con objeto de recibir a la banda y al orfeón.
   Y así quedó reflejado en la prensa regional el recibimiento popular dispensado a la banda:

   Cuando el tren que los conducía entró en agujas, el disparo de infinidad de cohetes de gran calibre producía un ruido ensordecedor; esto ocurría en La Felguera donde hubo necesidad de que se apearan todos ellos en medio de delirantes aclamaciones, siendo transportado su director Pedrosa a hombros desde la estación a la carretera; allí esperaba una inmensa multitud que incesantemente aclamaba a las dos colectividades y a su director…En la entrada de Sama ocurrió lo propio que en La Felguera; el alcalde don Antonio María Dorado, acompañado de sus íntimos, saludó afectuosamente al director de la banda y orfeón; todos los edificios de la capital del concejo lucían vistosas colgaduras y farolillos, como en La Felguera, el estampido de cohetes fue enorme, las aclamaciones delirantes y el entusiasmo en aumento; en la manifestación figuraban los estandartes de Santiago, Círculo Mercantil y Ayuntamiento.

   El galardón consistió en una corona de Vermeil, una medalla del mismo metal y 1.500 pesetas. Cipriano Pedrosa ofreció estas recompensas a la Corporación, que, en sesión del 4 de agosto de 1906, acordó que le fueran devueltas con un cumplido voto de gracias, “considerándolas bien ganadas y merecidas”. Asimismo, los munícipes expresaron su satisfacción a la banda por haber dejado a tan buena altura el nombre de Langreo. Y animan a los músicos para que sirvan perseverando en el estudio y la aplicación, “a cuyo fin el Ayuntamiento les continuará prestando todo el apoyo moral y natural que merecen”.

    La banda siguió un rumbo ascendente. Y en la primavera de 1910 se aprobó el reglamento por el que se regirá hasta el advenimiento de la Segunda República.
   En sus primeros artículos se recoge que el sostenimiento de la banda correrá a cargo del Ayuntamiento. Y su organización responde al propósito de facilitar gratuitamente la enseñanza del arte a los jóvenes del concejo que deseen adquirirla. Su objetivo fundamental era proporcionar al municipio un elemento de cultura y amenidad ofreciendo al mismo tiempo a los individuos que la compongan medios para mejorar su situación económica. La academia y la banda estarán a cargo de un profesor que será nombrado por el Ayuntamiento de acuerdo con la comisión delegada de la banda.
    En agosto de ese año la banda se vio involucrada en un incidente a propósito de una actuación en las fiestas patronales de Pola de Laviana. El incidente se movía dentro del clima de agitación que se había despertado en algunos sectores sociales y políticos de Langreo con motivo de la presentación en las Cortes de la Ley del Candadazo (Ley que prohibía el establecimiento de nuevas congregaciones religiosas en España , tratando de neutralizar así el poder de la Iglesia). Se acusó entonces a los músicos de haber protagonizado en Laviana un gran escándalo profiriendo gritos contra la religión y a favor de la República y vivas a de algunos líderes de la izquierda y otros insultos de grueso calibre. Las noticias aparecieron en los diarios católicos ovetenses, El Carbayón y Las Libertades. Las acusaciones fueron desmentidas por el propio Cipriano Pedrosa en una carta publicada en el diario gijonés El Noroeste: “Debo hacer constar que es completamente falso que ningún individuo de la Banda haya tomado parte en el escándalo que el corresponsal dice que ocurrió en la noche del domingo”.

   Por su parte, el alcalde de Laviana se disculpó ante el de Langreo, expresando que le habían causado hondo disgusto las injurias e inexactitudes del corresponsal de Las Libertades, aclarando que “durante la estancia en esta villa de la Banda de Langreo todos los individuos que la componen observaron una conducta correcta, intachable”.
   En marzo de 1911, la banda actuó, junto al famoso Orfeón Ovetense, en el Gran Festival de Oviedo-Langreo interpretando al alimón la sinfonía Mar adentro de Brull.
   Y cuatro años después, también en Oviedo, la agrupación musical langreana conseguía el segundo premio y diploma especial en el Concurso Provincial de Bandas. Civiles de Valladolid. Obtuvo el tercer premio, compitiendo con las mejores bandas de España.
   En marzo de 1927, a propósito de la conmemoración del centenario de la muerte de Beethoven, la prensa regional se hizo eco del concierto dado por la banda langreana en el ateneo samense:

“Las obras de Beethoven que interpretó nuestra laureada agrupación, lo fueron de tal modo que causaron en el auditorio la impresión más grata y emotiva que describir se pueda. Parecía que hablaba la banda al conjuro de la batuta de Pedrosa, y todos los agentes coincidían en afirmar que con actos como el que nos ocupamos es como mejor sabrán apreciar los langreanos el mérito del conjunto que Pedrosa dirige. Así se aplaudió calurosamente al final de todas las obras, y por eso muchísimas personas se acercaron al terminar a felicitar al inteligente y laborioso director, aplausos y felicitaciones que él considera deben tributarse principalmente a los músicos”
Los cambios de la Republica

   En la primavera de 1932, la Corporación municipal aprobaba un nuevo reglamento, más acorde con el nuevo régimen republicano que se había establecido un año antes. En el mismo se contemplaba que, durante todo el año, la banda estaba obligada a amenizar los paseos públicos los domingos, uno en Sama y otro en La Felguera. Y desde el quince de junio hasta el quince de septiembre, los miércoles en La Felguera y los jueves en Sama, de nueve a once de la noche. También tendría que dar alguna audición en Lada y Ciaño, si así lo considerase la comisión de la banda.
    La influencia de los nuevos tiempos (republicanos) se dejaba notar en la obligación que tenía la banda de “asistir oficial y gratuitamente a la manifestación del primero de mayo y paseo del mismo día y amenizar asimismo el paseo del día 14 de abril (fecha de la proclamación de la Segunda Republica) y cuantas fiestas oficiales declarase el gobierno republicano y la corporación municipal.
    En tal sentido, cabe destacar que la presencia de la banda en los actos políticos fue habitual en la etapa republicana. Así participó en el homenaje que se le rindió a Manuel Llaneza en 1933. Según una reseña del periódico socialista El Avance, “la banda municipal de Langreo, la que, en otro tiempo, supo conquistar al pueblo vallisoletano en su magnífico certamen nacional de bandas, celebrado en la plaza de toros de aquella localidad, ha resucitado ante la imagen de este humilde apóstol del proletariado, Manuel Llaneza, para rendirle en nombre de todas las agrupaciones musicales de España ese homenaje artístico. El artículo de Pedro Echevarría, director de la banda de música de San Martín del Rey Aurelio, concluía así:

“La batuta sui generis de mi querido amigo y compañero don Cipriano Pedrosa (para mi criterio el “rara avis” de los directores de Asturias) está impregnada de un gran vigor juvenil y de un carácter austero y pulcro a pesar de su avanzada edad. En él la senectud sigue transformándose continuamente en juventud. ¿Se puede exigir más limpieza y sonoridad en la ejecución de las obras? Imposible. Abrió la segunda parte del programa de este concierto el “Coral variado de la Cantata número 140 y el Aria de la Suite en re de J.S. Bach.
    La ejecución tan admirable de estas obras colocan a esta banda de música en un plan de categoría nacional y que no puede adjudicarse a muchas bandas de capital de provincia.
    Igualmente, el 13 de abril de 1934 la banda participó en un acto organizado por las Juventudes Socialistas. Acto que se anunció como “una grandiosa velada artístico musical a beneficio de los compañeros presos y sus familiares”. Junto a la banda actuó el Coro Santiaguín, creado dos años antes. En el programa tan se incluyeron títulos tan significaivos como la Diana Republicana Española y la Internacional. Y otras piezas como Canto Árabe de Sellenich, Coppelia de Delibes y una selección de la zarzuela Cádiz de Chueca y Valverde (considerada entonces revolucionaria por tener relación con las Cortes de Cádiz). También se interpretaron ese día distintas obras de Cipriano Pedrosa, entre cuyo repertorio destacan los pasacalles: La presidenta, Recuerdo de Trubia, Aires de España, Tu serenata, El Rácing Langreano, Santiago, El Nalón, La Pipiona, De la terrina o La Montera, que llegó a tener una difusión nacional.
    Por otra parte, otro hito en la historia de la banda de música langreana fué el extraordinario homenaje tributado el 22 de julio de 1934 al ya muy popular y querido director Cipriano Pedrosa, que cumpliría los 65 años en el mes de septiembre. Con la participación de diferentes bandas de Asturias y la de Ingenieros de Madrid y del Cuarteto Os Ribanova de Ribadeo, las calles de Sama de Langreo “se convirtieron en una fiesta musical como pocas veces se hayan visto en Asturias”
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    En el banquete-homenaje se le donó Cipriano Pedrosa una valiosa batuta de oro y caoba y una placa de plata con diversas dedicatorias. En ese multitudinario acto el director homenajeado pronunció este emotivo discurso:

Señores:
Si dijera que la emoción que siento al verme de esta manera tan cordial y cariñosamente festejado por vosotros, no me va a dejar expresar la intensa gratitud y el profundo reconocimiento a que me obliga vuestra generosidad, no diría más que la verdad. Pero esa generosidad vuestra me obliga, me ordena, a que os manifieste cuanto lo estimo y agradezco y por eso voy a molestaros. Escucharme con benevolencia. Los grandes afectos, las emociones fuertes, aquellas que nos llegan al alma, no suelen expresarse bien por la palabra. Las recogemos en nuestro espíritu y como van a dar muy adentro no gustan, se resisten a salir a la superficie y por eso no se encuentran frases ni conceptos que las expresen debidamente.
Esto, señores, es lo que precisamente me ocurre a mí en este momento. ¿Cómo lo voy a decir y en qué forma?, me pregunto. La impresión que me causa este acto verdaderamente imponente que me dedicáis y ¡cómo agradecer en su justa proporción a sus organizadores y a todos los aquí presentes esta prueba tan palmaria de estimación que me demostráis! La socorrida frase de gracias, muchas gracias, dice poco o muy poco en este caso, pero pudiera ocurrir que fuese la única precisa. Porque ya dije antes que las emociones grandes son mudas, son calladas, no se reflejan en forma exterior y mucho menos por la palabra. Y por eso os ruego que la emoción que yo siento, que es muy grande, la dejéis dentro de mí para que allí se intensifique y se compenetre conmigo para que yo la sienta y aprecie en toda su grandeza. Todos los que me conocéis sabéis muy bien que no fui nunca amigo de exhibiciones y actos de esta naturaleza. Lo primero por eso, por mi manera de ser, y lo segundo porque creo con sinceridad que no tengo suficientes méritos para ello. Llevo 34 años al frente de la Banda Municipal de Langreo y en tan largo tiempo tuve que intervenir necesariamente en muchos actos propios de la profesión, de los que salí airoso y triunfante en no pocos, pero a esto no puede llamársele de otra manera que cumplir estrictamente los deberes que el cargo impone. Si el exacto cumplimiento de las obligaciones es un mérito, pudiera ser que el acto que celebráis en mi honor tenga alguna explicación, porque sin orgullo ni jactancia creo pode decir que mi guía, mi lema, fue siempre el buen cumplimiento de las obligaciones que el cargo impone y que siempre procuré con tesón el mejoramiento y la perfección de la Banda, a la que tuve un cariño y un afecto sin límites.
Quiero hacer constar aquí que los éxitos de la Banda no me corresponden a mi solo, tienen en ello muy buen aparte ¡cómo negarlo! Los músicos que la forman: obreros todos ellos; y algunos dedicados al rudo trabajo de las minas , que todavía les queda gracia y energías para dedicarse al estudio de las obras que la Banda interpreta, de reconocida importancia y de grandes dificultades alguna de ellas.
Aquí debía terminar, pero a fuer de agradecido quiero agradecer un recuerdo para algunas personas que ya no viven, y para otras que viven, ¡y ojalá sea por mucho tiempo!, que me ayudaron muy eficazmente cuando llegué a Sama en mis primeras gestiones para la reorganización de la Banda, alentándome con atinadas observaciones, y allanándome el camino la seguir.
Citaré en primer lugar a don Antonio maría Dorado, alcalde en aquel tiempo y gran benefactor de la Banda. Con gusto menciono a D. Agustín Nicolau, secretario del Ayuntamiento, que dirigió la Banda antes de ser ésta municipal y que con sus atinados consejos me ayudó mucho.
Debo también gratitud a la Corporación Municipal de aquel tiempo, que me acogió de forma paternal, y perdonarme que quiera citar aquí los nombres de don Celestino Cabeza, don Ramón González, don Alejandro Nespral, don Servando Sánchez, don Gabino Felgueroso, don Esteban Rebollos, don Tomás Álvarez, don Manuel Carvajal, don Faustino F. Nespral, don Antonio Coto, don Avelino y don Ramón Canga, don Ricardo Sanchís, don Raimundo Braña, don Baldomero Alonso, don Paulino Argüelles, don Adolfo Suárez y algunos más que se escapan de mi memoria, que coadyuvaron a que mis primeras gestiones tuvieran un éxito feliz.
Ya más adelante, me prestaron siempre eficaz ayuda los alcaldes Francisco García y don Florentino Cueto Felgueroso, y de una manera muy especial, don Leopoldo Nespral y don Joaquín Soldevilla, muy amantes de la Banda, a la que prestaron siempre eficaz y valiosa ayuda. Unas veces buscando y obteniendo colocación y trabajo para los músicos, y otras veces obteniendo mejoras para la Banda, adquiriendo instrumentos y uniformes. Estos señores fueron los iniciadores y organizadores del viaje y asistencia de nuestra Banda la certamen de Valladolid.
El actual alcalde, don Celso Fernández y la comisión de la Banda y Espectáculos, compuesta por los concejales don Julián García Muñiz, don Belarmino Tomás, don Luis Carvajal y don José Rodríguez, prestan también a la Banda especial interés y procuran con entusiasmo su mejoramiento, como lo prueba la magnífica academia donde la Banda ensaya, así como la reciente adquisición de algunos instrumentos nuevos y la dotación de nuevos uniformes para los músicos.
Para todos mi gratitud sincera, sin olvidar claro está al pueblo langreano, noble y leal por excelencia, que siempre demostró cariñoso entusiasmo a su Banda Municipal, identificándose con ella y haciendo que esta agrupación musical sea una institución genuinamente popular.
Debo recordar agradecido al pueblo langreano, el apoteósico recibimiento que los pueblos de La Felguera y Sama hicieron a la Banda a su regreso del certamen de Gijón. Aquello fue inenarrable, y tan grabado tengo su recuerdo que no se me olvidará mientras viva.
Mi muy especial gratitud a la comisión organizadora de este acto, tan cariñoso y tan bien dispuesto, a don Faustino Canga Lagar, entusiasta y activo langreano, organizador estupendo y elemento muy valioso; a mi buen compañero don Pedro Echevarría Bravo, director de la Banda de Sotrondio, a don Isidoro Fernández, instrumentalista de la Banda.
Al pueblo de Trubia, para mí tan querido, y representado aquí por un elevado número de vecinos y por su Banda de música, la primera que yo dirigí; tengo que decirles que nunca olvidaré mi estancia en tan simpático pueblo, del cual recibí siempre tenciones que no merecí, renovadas últimamente en las dos veces que fui con la Banda de Langreo a sus renovadas fiestas de Junigro.
Cuando volváis a Trubia, decid de mi parte a todos, a los de Cataluña, a los de la Quintana, a los de Junigro, Nalón y Molina, que perdura en mí el agradable recuerdo del tiempo que viví con ellos, y que me agrada sobremanera el veros aquí, unidos con los langreanos en esta hermosa fiesta, en este inmerecido homenaje, que este pueblo también bueno como el vuestro me dedica.
Y ahora, señores, dejadme que recurra a al socorrida frase de ¡gracias!, ¡muchas gracias!, y con ella termine”.

    El homenaje tuvo una gran repercusión popular y periodística. La prensa regional glosó la figura de Cipriano Pedrosa generosa y de forma muy encomiástica. Y hubo adhesiones para el gran director ovetense,tanto particulares, como de agrupaciones artísticas y de sociedades de toda índole, de distintos puntos de España.
Por último, a menos de tres meses de este grandioso homenaje tenía lugar el proceso revolucionario de octubre. Cipriano Pedrosa moría en agosto de 1937, en plena guerra civil. Con su muerte se cerraba una etapa gloriosa en la Banda Municipal de Langreo. En 1942 la Sociedad de Festejos de Santiago de Sama le rindió a Pedrosa un homenaje póstumo, colocando una placa conmemorativa en el quiosco de la música de Sama, donde también se le recuerda con el nombre de una calle

(continuará)

Francisco Palacios González
Área de Historia de "Langreanos en el mundo"