Historia: Epoca medieval

Un edificio emblemático " La Torre de la Quintana "

   Hasta la aparición de la artillería, las torres medievales eran fundamentalmente fortificaciones defensivas que fueron creciendo en altura y robustez para convertirse en verdaderos baluartes. Cuando los ejércitos reales podían derribar las torres de la nobleza pasaron a simbolizar la jerarquía social de sus dueños. Asimismo, las torres fueron evolucionando de las plantas cuadradas hacia las circulares. Y un ejemplo de forma circular la tenemos en la torre de la Quintana que nos ocupa.
Torre de la Quintana
   En el Valle del Nalón se levantaron torres defensivas circulares desde Olloniego hasta El Condado, que aún se conservan. Ambas fueron propiedad de los Bernardo de Quirós, poderosa familia nobiliaria que controlaba militarmente las cuencas del Nalón y del Caudal.
   Además de las de Villa y de la Quintana, hay referencia de otras torres medievales langreanas, como la de García Ladredo en La Felguera. También la denominada Torre de Abajo, que dio nombre a uno de los barrios más dinámicos de Langreo en el siglo pasado, situado entre Sama y Ciaño. Cercana a ésta, se construyó la Torre de los Reyes, que aún se mantenía en pie a finales del siglo XVIII; y Torre de los Reyes fue el nombre del campo de fútbol en el que jugó el Rácing Club Langreano durante cuarenta años. Dos calles recuerdan actualmente tanto la Torre de Abajo como la Torre de los Reyes.

   La Torre la Quintana, también en Ciaño, que data del siglo XIV, es una de las reliquias artísticas mejor conservadas (ha sido profundamente rehabilitada) y más representativas del Langreo medieval. En cuanto a sus avatares histórico-familiares, siguiendo a Juan Gómez G. De la Buelga*, perteneció en principio a Don Alberto García Ciaño, “general de mar y tierra” y personaje muy famoso en su tiempo. La torre pasó luego a Don Iván Bernardo de Quirós, que poseía muchas tierras en el valle langreano. Su viuda, doña María Enríquez, se la vendió a su vez a Don Pedro de Solís. La torre, junto con la casa que va unida a ella, fue residencia de los Solís Bernardo durante los siglos XVI y XVII.

   Don Pedro Solís remodeló la torre y la casa en 1540, gastando en la reparación unos 1500 ducados, “porque tan sólo era una casa humilde con una torre que no valía de cien ducados arriba”. Las reformas habrían consistido en la construcción de un pasadizo que comunica con la casa, así como la apertura de dos ajimeces en la segunda planta y se añadió un desván con cubierta. Con estas reformas, Pedro Solís obtuvo para él y su esposa, Doña Mencía de la Rúa, una residencia a tono con “su importancia y calidad”. La casa tiene una sencilla fachada cúbica, con un arco de medio punto en la puerta principal. De forma cilíndrica, tres alturas y cubierta cónica, el interior de la torre está distribuido en tres plantas. La planta baja está incomunicada con el primer nivel, con una puerta de entrada en su fachada. A la planta primera se accede a través de un pasadizo que la comunica con la casa. En ella, además de la puerta de acceso con arco de medio punto, hay cuatro saeteras. De este planta nace una escalera perimetral que la comunica con la planta segunda. En la planta superior se abren dos ventanas geminadas, situadas perpendicularmente al eje del pasadizo.

   En la actualidad, la Torre de la Quintana tiene aproximadamente 9 metros de diámetro exterior y 12, 75 metros de altura, hecho con muros de mampostería de 1,45 metros de espesor.
   Por último, hay que destacar que La Torre de la Quintana, con la casa anexa, es monumento histórico-artístico y Bien de Interés Cultural

*Juan Gómez G. De la Buelga, “Los hidalgos langreanos. Historia de la Casa de la Buelga y el concejo de Langreo durante los siglos XVI y XVII”. Prólogo de José María Patac de las Traviesas. Gijón, Fundación Alvargonzález, 1994.
** Datos de Wikipedia.